miércoles, 28 de abril de 2010
Marqués de Valdeiglesias
Marqués de Valde-Espina
Luis García de Valdeavellano
Teodoro Valcárcel
Más tarde se interesó por la música indígena de su país, lo que le posibilitó representar a Perú en el Festival Iberoamericano de Música que tuvo lugar en Sevilla en 1929. Una vez allí, decidió permanecer en Europa durante dos años, y durante su estancia en París en 1930 tuvo lugar en la Sala Pleyel un concierto en el que se interpretaron obras suyas con gran éxito de crítica.
Valcárcel fue un compositor nacionalista que compaginó un lenguaje armónico avanzado con elementos del folclore peruano y de las raíces musicales de la América precolombina. Esto se deja ver especialmente en sus dos Suites sinfónicas de 1939, en el poema sinfónico En las ruinas del Templo del Sol (1940) y en sus ballets Ck´ori Kancha o Suray surita. Gran parte de su obra fue orquestada por Rodolfo Holzmann, dadas las limitaciones de Valcárcel en el campo de la orquestación.
Ángel Valbuena Prat
Se dio a conocer como poeta de vocación tardía con la publicación del volumen de versos titulado Dios sobre la muerte (1939), una bella colección de composiciones religiosas que, pese a su indudable perfección formal, pasaron prácticamente inadvertidas. Sin embargo, Ángel Valbuena Prat brilló con luz propia en el ámbito del ensayo y el tratado erudito, en el que irrumpió con asombrosa precocidad en los años veinte con la publicación de su valioso estudio sobre Los autos sacramentales de Calderón, fruto de las investigaciones realizadas durante su tesis doctoral, y galardonado por la Real Academia Española con el prestigioso Premio Fastenrath en su edición de 1924.
Posteriormente, incrementó su obra de erudición con otros ensayos y manuales: La novela picaresca española, Historia de la literatura española (2 vols., 1937), Antología de la poesía sacra española (1940), Historia del teatro español (1956) y Estudios de la literatura religiosa española (1957). Otras obras suyas son Literatura española en sus relaciones con la universal (1965) y El teatro español en su siglo de oro. Fue uno de los colaboradores asiduos de las revistas españolas de postguerra Escorial y Finisterre.
Aristotelis Valaoritis
Suzanne Valadon
Giuseppe Valadier
Edmundo Valadés
Katri Vala
viernes, 9 de abril de 2010
Ladislao Vajda
Sin embargo, la tozudez de éste se traduce en que acaba siendo contratado como eléctrico en unos estudios de rodaje en Berlín. Más tarde va ascendiendo, durante el tránsito del mudo al sonoro, a categorías profesionales como auxiliar de montaje, segundo operador o ayudante de dirección.
Cineasta itinerante por antonomasia, su obra cinematográfica fue producida en ocho países tan distintos como Gran Bretaña, Hungría, Francia, Italia, España, Portugal, Alemania y Suiza. No es extraño, pues, que en una primera pirueta geográfica se produjese su debut como director en Gran Bretaña con Where is this lady?, a la que seguirían dos películas de aventuras coloniales africanas y de exóticas intrigas chinescas.
En su Hungría natal, por otro lado, filma desde comedias sofisticadas hasta duros melodramas, pasando por farsas tragicómicas, alguna de las cuales sería objeto de nuevas versiones dirigidas por el famoso realizador italiano Vittorio de Sica. En Italia, en fin, rueda otra comedia (uno de sus géneros predilectos) y la única película de su carrera inspirada en hechos históricos, Conjura en Florencia, que el régimen de Benito Mussolini entendió como una llamada a la rebelión del pueblo contra la dictadura y provocó la salida del país de Vajda.
Llega así a España, donde realizará el grueso de su filmografía y gran parte de sus mejores obras. Su ingreso en esta industria cinematográfica, que padece los efectos de la difícil posguerra, se produce a través de una serie de comedias de argumento inverosímil y diversión asegurada, como Se vende un palacio, Doce lunas de miel o Te quiero para mi. Más tarde, y gracias a la política de colaboración con Portugal emprendida por la productora madrileña Faro, rueda allí una nueva comedia (Cinco lobitos), una obra de género policíaco (Tres espejos) y el que sin duda es uno de sus más relevantes largometrajes (Barrio). Esta última supone sin embargo un fracaso de taquilla pese a que su argumento proviene de una novela del conocido escritor francés Georges Simenon.
Tras un breve paréntesis en Gran Bretaña y tras rodar en España películas de menor interés como Ronda española (un poco afortunado homenaje a la Sección Femenina), traba contacto con Benito Perojo, quien le produce Doña Francisquita. Pero será en Producciones Chamartín donde Vajda encontrará un perfecto acomodo y para esta empresa dirigirá varios de sus más importantes filmes como Carne de horca, una peculiar visión sobre el bandolerismo andaluz; Marcelino pan y vino, con el que obtiene un insospechado éxito internacional y lanza al estrellato al niño Pablito Calvo; o la doble visión sobre el mundo de los toros que arroja en Tarde de toros y la magnífica Mi tío Jacinto.
Con El cebo, filmada en Suiza aunque coproducida por la española Producciones Chamartín, se cierra el numeroso ramillete de excelentes películas que a lo largo de su carrera dirigió Ladislao Vajda. Una carrera que desde ese momento fue decreciendo en su interés y que desarrolló a caballo entre Suiza, España y Alemania (donde realizó Atraco, versión de una novela de Siegfried Lenz que años después conocería una nueva versión dirigida por el polaco Jerzy Skolimowski con el título de El buque-faro). Apenas iniciado el rodaje de La dama de Beirut falleció repentinamente de un infarto; debió concluir ese trabajo su ayudante Luis María Delgado.
János Vajda
Guillaume du Vair
Marie Édouard Vaillant
Roger Vailland
Hans Vaihinger
(Nehren, 1852 - Halle, 1933) Filósofo alemán. Fue uno de los principales estudiosos de la filosofía de Kant, y se introdujo, con una original formulación ideológica, en las tendencias pragmatistas y empiro-criticistas que, durante los años anteriores a la primera Guerra Mundial, señalaron el final del viejo positivismo. Estudió Filosofía y Teología en Tubinga, Leipzig y Berlín, y en 1877 obtuvo la habilitación para la enseñanza libre en Estrasburgo, de donde fue nombrado profesor extraordinario en 1883.
Llamado el año siguiente a la Universidad de Halle, llegó a catedrático de la misma en 1894, y actuó como tal hasta 1906, fecha en la cual hubo de retirarse por motivos de salud. En favor del incremento de los estudios kantianos fundó en 1896 la revista Kant-Studien, y en 1904 consiguió, luego de notables esfuerzos, establecer la "Kant-Gesellschaft" y dar así vida a una gran iniciativa.
Ya al principio de su actividad universitaria había expuesto el núcleo central de su doctrina de las ficciones, que desarrolló posteriormente en la obra La filosofía del como-si, publicada en 1911, época en la cual se hallaba en pleno desarrollo el proceso de revisión de los valores y la validez del conocimiento científico. Entre las restantes obras del autor cabe mencionar Hartmann, Dühring und Lange (1876), Comentario a la "Crítica de la razón pura" de Kant (1881-92), y Nietzsche filósofo (1902).